10 Be it known unto you all, and to all the people of Israel, that by the name of Jesus Christ of Nazareth, whom ye crucified, whom God raised from the dead, even by him doth this man stand here before you whole.
1Principio del evangelio de Jesu Cristo, Hijo de Dios.
2Como está escrito en los profetas: He aquí, yo envío a mi mensajero delante de tu faz, que apareje tu camino delante de ti.
3Voz del que clama en el desierto: Aparejád el camino del Señor: hacéd derechas sus veredas.
4Bautizaba Juan en el desierto, y predicaba el bautismo de arrepentimiento para remisión de pecados.
5Y salía a él todo el país de Judea, y los de Jerusalem; y eran todos bautizados por él en el río del Jordán, confesando sus pecados.
6Y Juan andaba vestido de pelos de camello, y con un cinto de cuero al rededor de sus lomos; y comía langostas, y miel montés.
7Y predicaba, diciendo: Viene en pos de mí el que es más poderoso que yo, al cual no soy digno de desatar encorvado la correa de sus zapatos.
8Yo a la verdad os he bautizado con agua; mas él os bautizará con el Espíritu Santo.
9¶ Y aconteció en aquellos días, que Jesús vino de Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán.
10Y luego, subiendo del agua, vio abrirse los cielos, y al Espíritu, como paloma, que descendía sobre él.
11Y vino una voz de los cielos, que decía: Tú eres mi Hijo amado: en ti tomo contentamiento.
12Y luego el Espíritu le impele al desierto.
13Y estuvo allí en el desierto cuarenta días; y era tentado de Satanás; y estaba con las fieras; y los ángeles le servían.
14¶ Mas después que Juan fue entregado, Jesús vino a Galilea, predicando el evangelio del reino de Dios,
15Y diciendo: El tiempo es cumplido; y el reino de Dios está cerca: Arrepentíos, y creéd al evangelio.
16Y andando junto a la mar de Galilea, vio a Simón, y a Andrés su hermano, que echaban la red en la mar, porque eran pescadores.
17Y les dijo Jesús: Veníd en pos de mí, y haré que seáis pescadores de hombres.
18Y luego, dejadas sus redes, le siguieron.
19Y pasando de allí un poco más adelante, vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan su hermano, también ellos en la nave, que aderezaban las redes.
20Y luego los llamó; y dejando a su padre Zebedeo en la nave con los jornaleros, fueron en pos de él.
21¶ Y entraron en Capernaum; y luego los sábados entrando en la sinagoga enseñaba.
22Y se pasmaban de su doctrina; porque los enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.
23Y había en la sinagoga de ellos un hombre con espíritu inmundo, el cual dio voces,
24Diciendo: ¡Ah! ¿Qué tenemos nosotros que ver contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a destruirnos? Te conozco quien eres, eres el Santo de Dios.
25Y riñóle Jesús, diciendo: Enmudece, y sal de él.
26Y haciéndole pedazos el espíritu inmundo, y clamando a gran voz, salió de él.
27Y todos se maravillaron, de tal manera que inquirían entre sí, diciendo: ¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es esta, que con autoridad aun a los espíritus inmundos manda, y le obedecen?
28Y luego se divulgó su fama por todo el país al derredor de la Galilea.
29Y luego salidos de la sinagoga, vinieron a casa de Simón y de Andrés, con Santiago y Juan.
30Y la suegra de Simón estaba acostada con calentura; y le dijeron luego de ella.
31Entonces llegando él, la tomó de su mano, y la levantó; y luego la dejó la calentura, y les servía.
32Y cuando fue la tarde, como el sol se puso, traían a él todos los que tenían mal, y endemoniados.
33Y toda la ciudad se juntó a la puerta.
34Y sanó a muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades; y echó fuera muchos demonios; y no dejaba hablar a los demonios porque le conocían.
35Y levantándose muy de mañana, aun muy oscuro, salió, y se fue a un lugar desierto, y allí oraba.
36Y le siguió Simón, y los que estaban con él.
37Y hallándole, le dicen: Todos te buscan.
38Y les dice: Vamos a las aldeas vecinas, para que predique también allí; porque para esto he venido.
39Y predicaba en las sinagogas de ellos en toda la Galilea, y echaba fuera los demonios.
40Y un leproso vino a él, rogándole; e hincada la rodilla, le dice: Si quieres, puedes limpiarme.
41Y Jesús teniendo misericordia de él, extendió su mano, y le tocó, y le dice: Quiero, sé limpio.
42Y habiendo él dicho esto, luego la lepra se fue de él, y fue limpio.
43Y le encargó estrechamente, y luego le echó,
44Y le dice: Mira que no digas a nadie nada; sino vé, muéstrate al sacerdote, y ofrece por tu limpieza lo que Moisés mandó para que les conste.
45Y él salido, comenzó a publicar, y a divulgar grandemente el negocio, de manera que ya Jesús no podía entrar manifiestamente en la ciudad; mas estaba fuera en los lugares desiertos, y venían a él de todas partes.