9 And when he had opened the fifth seal, I saw under the altar the souls of them that were slain for the word of God, and for the testimony which they held:
10 And they cried with a loud voice, saying, How long, O Lord, holy and true, dost thou not judge and avenge our blood on them that dwell on the earth?
11 And white robes were given unto every one of them; and it was said unto them, that they should rest yet for a little season, until their fellowservants also and their brethren, that should be killed as they were, should be fulfilled.
1Una mujer de las mujeres de los hijos de los profetas clamó a Eliseo, diciendo: Tu siervo mi marido es muerto: y tú sabes que tu siervo era temeroso de Jehová: y ha venido el acreedor para tomarse dos hijos míos por siervos.
2Y Eliseo le dijo: ¿Qué te haré yo? declárame que tienes en casa. Y ella dijo: Tu sierva ninguna cosa tiene en casa, sino una botija de aceite.
3Y él le dijo: Vé, y demándate vasos emprestados de todos tus vecinos, vasos vacíos, no pocos.
4Y entra y cierra la puerta tras ti, y tras tus hijos: y echa en todos los vasos, y en estando uno lleno, pónlo a parte.
5Y partió la mujer de él, y cerró la puerta tras sí y tras sus hijos, y ellos le llegaban los vasos, y ella echaba del aceite.
6Y como los vasos fueron llenos, dijo a su hijo: Llégame aun otro vaso. Y él dijo: No hay más vasos. Entonces el aceite cesó.
7Y ella vino, y díjolo al varón de Dios; el cual le dijo: Vé, y vende este aceite, y paga a tus acreedores: y tú y tus hijos vivíd de lo que quedare.
8¶ Aconteció también, que un día Eliseo pasaba por Suna: y había allí una mujer principal, la cual le constriñó a que comiese del pan: y así cuando pasaba por allí, veníase a su casa a comer del pan.
9Y ella dijo a su marido: He aquí, ahora yo entiendo que este, que siempre pasa por nuestra casa, es varón de Dios santo.
10Yo te ruego que hagamos una pequeña cámara de paredes, y pongamos en ella cama, y mesa, y silla, y candelero, para que cuando viniere a nuestra casa, se recoja en ella.
11Y aconteció, que un día él vino por allí, y recogióse en aquella cámara, y durmió en ella.
12Entonces dijo a Giezi su criado: Llama a esta Sunamita. Y como él la llamó, ella pareció delante de él.
13Y él le dijo: Díle: He aquí, tú has estado solícita por nosotros en todo este cuidado: ¿qué quieres que haga por ti? ¿Has menester que hable por ti al rey, o al general del ejército? Y ella respondió: Yo habito en medio de mi pueblo.
14Y él dijo: ¿Qué pues haremos por ella? Y Giezi respondió: He aquí ella no tiene hijo, y su marido es viejo.
15Y él dijo: Llámala: y él la llamó: y ella se paró a la puerta.
16Y él le dijo: A este tiempo según el tiempo de la vida, abrazarás un hijo. Y ella dijo: No señor mío, varón de Dios, no hagas burla de tu sierva.
17Y la mujer concibió, y parió un hijo a aquel mismo tiempo que Eliseo le había dicho, según el tiempo de la vida.
18Y como el niño fue grande aconteció, que un día salió a su padre a los segadores.
19Y dijo a su padre: Mi cabeza, mi cabeza. Y él dijo a un criado: Llévale a su madre.
20Y como él le tomó, y le trajo a su madre, estuvo sentado sobre sus rodillas hasta mediodía, y murióse.
21Ella entonces subió, y púsole sobre la cama del varón de Dios: y cerró la puerta sobre él, y salió:
22Y llamando a su marido, díjole: Ruégote que envíes conmigo a alguno de los criados, y una de las asnas, para que yo vaya corriendo al varón de Dios, y vuelva.
23Y él dijo: ¿Para qué has de ir a él hoy? no es nueva luna ni sábado. Y ella respondió: Paz.
24E hizo enalbardar un asna, y dijo al mozo: Guia y anda, y no me hagas detener para que suba, sino cuando yo te lo dijere.
25Y partiéndose vino al varón de Dios al monte del Carmelo, y cuando el varón de Dios la vio de lejos, dijo a su criado Giezi: He allí la Sunamita.
26Yo te ruego que vayas ahora corriendo a recibirla, y díle: ¿Tienes paz, y tu marido, y tu hijo? Y ella dijo: Paz.
27Y ella vino al varón de Dios en el monte, y asió de sus pies, y llegó Giezi para quitarla: mas el varón de Dios le dijo: Déjala; porque su alma está en amargura, y Jehová me lo ha encubierto, y no me lo ha revelado.
28Y ella dijo: ¿Pedí yo hijo a mi señor? ¿No dije yo, que no burlases de mi?
29Entonces él dijo a Giezi: Ciñe tus lomos, y toma mi bordón en tu mano, y vé, y si alguno te encontrare, no le saludes, y si alguno te saludare, no le respondas. Y pondrás mi bordón sobre el rostro del niño.
30Entonces dijo la madre del niño: Vive Jehová, y vive tu alma, que no te dejaré.
31Él entonces se levantó, y siguióla. Y Giezi había ido delante de ellos, y había puesto el bordón sobre el rostro del niño, mas ni tenía voz ni sentido, y así se había vuelto para encontrar a Eliseo, y declaróselo, diciendo: El mozo no despierta.
32Y venido Eliseo a la casa, he aquí el niño que estaba tendido muerto sobre su cama.
33Y entrando él, cerró la puerta sobre ambos, y oró a Jehová.
34Y subió, y echóse sobre el niño, poniendo su boca sobre la boca de él, y sus ojos sobre los ojos de él, y sus manos sobre las manos de él: y así se tendió sobre él, y la carne del mozo se calentó.
35Y volviendo paseóse por casa a una parte y a otra, y después subió, y tendióse sobre él, y el mozo estornudó siete veces, y abrió sus ojos.
36Entonces él llamó a Giezi, y díjole: Llama a esta Sunamita. Y él la llamó: y entrando ella, él le dijo: Toma tu hijo.
37Y ella entró, y echóse a sus pies, e inclinóse a tierra, y tomó su hijo, y se salió.
38¶ Y volvióse Eliseo a Gálgala. Y hubo grande hambre en la tierra. Entonces los hijos de los profetas estaban con él: y dijo a su criado: Pon una grande olla, y haz potaje para los hijos de los profetas.
39Y salió uno al campo a coger yerbas: y halló una parra montés, y cogió de ella uvas monteses su ropa llena: y volvió, y cortólas en la olla del potaje: porque no sabían lo que era.
40Y echó de comer a los varones: y fue que comiendo ellos de aquel guisado, dieron voces, diciendo: Varón de Dios, la muerte en la olla. Y no lo pudieron comer.
41El entonces dijo: Traed harina. Y esparcióla en la olla, y dijo: Echa de comer al pueblo. Y no hubo más mal en la olla.
42¶ Ítem, un varón vino de Baal-salisa, el cual trajo al varón de Dios, panes de primicias, veinte panes de cebada, y espigas de trigo nuevo en su espiga. Y él dijo: Da al pueblo, y coman.
43Y respondió el que le servía: ¿Cómo pondré esto delante de cien varones? Y él tornó a decir: Da al pueblo, y coman: porque Jehová dijo así: Comerán, y sobrará.
44Entonces él lo puso delante de ellos: y comieron, y sobróles conforme a la palabra de Jehová.